domingo, 29 de maio de 2011

223 - EL PEQUEÑO DICTADOR


MARX: La religión es el opio del Pueblo.
Año 1917. Ocurre la Revolución Rusa, que además de las motivaciones sociales, tenía también fuertes componentes anti-clericales, como refleja la frase del comienzo, pensamiento del principal idealizador de aquélla Revolución.

España 1936. El Gobierno de la República, que era un “efecto a distancia” de la Revolución Rusa, sufre el levante de “sectores tradicionalistas” reunidos bajo el nombre de Nacionalismo: uno de esos “componentes insurrectos” contra el Gobierno Instituido de la República, era el Clero, un componente de peso éste en toda la Historia Española, que percibe la amenaza que representa para la propia sobrevivencia la instalación de la “Cartilla Marxista” entre las novedades traídas por el triunfo de los Republicanos en las Elecciones Libres…

Alsasua, provincia de Navarra, año 1936. Mi padre apoyaba el Gobierno Constituido de la República y era novio de mi madre, ésta que era hija de un Capataz de Vías y Obras de la RENFE (mi abuelo Ciriaco) y vivía en la vecina provincia de Alava, y que era rotundamente contrario al gobierno vigente y a favor de los insurrectos, debido principalmente a “ideas religiosas” diseminadas por el Clero Tradicional
Con la declaración de la Guerra Civil, y Alsasua quedando en “área de dominio” de los Nacionalistas - Clericalistas, mi padre percibe que sus correligionarios republicanos están siendo presos y sumariamente ejecutados, por lo cual huye por los montes para Beasain, ciudad de la provincia vecina de Guipuzcoa, de dominio republicano, y así “salvando la piel por poco”…

Mientras eso, mi abuelo Ciriaco, atendiendo a su responsabilidad de “criar hijos para el Cielo siguiendo la Cartilla Clerical”, ya había mandado dos hijos para el Seminario, y con la declaración de la Guerra Civil, y no contento con tener otros dos hijos movilizados para el Frente Nacionalista, mandó “voluntario” para el Frente otro hijo más, el tío Casimiro, que tenía en la época 14 años… Supongo que hizo todo aquello “imaginando que creaba una reserva en el Reino de los Cielos” para él y para toda su descendencia (¿)…

En el fin de la Guerra Civil, y con los “horizontes menos tormentosos” por los lados de Alsasua, mi padre empezó a visitar su ciudad y su novia. En 1939 mis padres se casaron y también nací yo…
Por lo poco que recuerdo de mi primera infancia y lo mucho que me contaron, parece que yo era considerado un “niño precoz” en lo relativo al “desarrollo intelectual”…
A los 8 años de edad sufrí un grave contratiempo, al entrar la Iglesia en mi vida para me educar en el sentido de me formar para hacer parte del “rebaño” de la Iglesia Católica Apostólica Romana… Esa historia está contada en Hilos Invisibles, http://angelnavaridas.zip.net Archivo 8/IV/2007 a 14/IV/2007 Cap. 22.
Pese a mi “precocidad intelectual”, en los tiempos difíciles de pós-guerra que vivíamos, y agravada la situación con la enfermedad de mi madre, temprano tuve que renunciar al estudio y dedicarme a ayudar en casa, y fuera de ella como “fuerza de trabajo” para ayudar en la sobrevivencia económica de la familia: a los 10 años ya cambié el lápiz por azadas y otros utensilios pesados, y a los 14 ya entraba como operario a ejecutar los servicios “super-pesados” de una Fundición en que el “sistema de trabajo” era brutal, de los tiempos prehistóricos del inicio de la Era del Hierro

Años después, en finales de la década de 1950, vi “explotar” dentro de casa una “bomba de retardo” de la Guerra Civil de dos décadas antes… Fue cuando mi abuela (madre de mi madre) murió, y mi padre decidió ejecutar un “gesto de reconciliación” con el suegro (el antagonismo hasta entonces entre los dos era apenas por el “lado filosófico” diríamos, y no por el lado “práctico” de la convivencia del día a día, por no haber nunca convivido próximos anteriormente, cada uno en provincia diferente). Entonces, mi padre invitó a mi abuelo Ciriaco para venir a vivir con nosotros…
Mi padre entonces vino a conocer la faz más profunda del suegro, un “mini-dictador” en sus “áreas de acción”, en el nivel de trabajo, familia y vecindario, hasta donde podía extender su “área de influencia”… Rudo, voluntarioso e intransigente para imponer sus ideas, enseguida empezó a querer imponer su voluntad en el nivel familiar sobre el resto de componentes de la “nueva familia”, como lo había hecho siempre en su “familia original”, principalmente en lo que se refería a sus ideas religiosas… Mi padre se contenía ante las exigencias del suegro “para no disgustar” a mi madre, conforme había indicado el médico, que había avisado que disgustos podrían ser fatales para la salud de ella… Uno de los principales “desencuentros” entre los dos, era en el nivel religioso, pues mi abuelo criticaba a mi padre por el no seguir la “cartilla del buen cristiano”, por no confesar, no comulgar ni ir a misa, etc… En el fondo veía en mi padre un mal ejemplo para la familia que había formado junto a mi madre, al contrario de él, que se veía a sí mismo como ejemplar de buen jefe de “familia cristiana” (me parece, que en su íntimo se veía a sí mismo como empeñado en una "guerra santa" al criticar y agredir a mi padre siempre que aparecía una ocasión propicia)… Mas fueron tantas las afrontas y desprecios de mi abuelo contra mi padre, que al fin éste no aguantó y llegaron a pasar de las palabras para los actos, se enganchando en lucha corporal… Mi madre llegó a sufrir ataques de nervios y desmayos ante sus intentos sin resultado de traer entendimiento y respeto mutuo entre los dos… Recuerdo que una de esas veces en que mi madre desmayó, mientras todos corríamos a reanimarla, mi abuelo salía en la dirección contraria refunfuñando: ¡Bah, cuanto aspaviento!...
Algunos años antes, cuando yo tenía unos 10 años aproximadamente, yo ya había resistido a los asedios de mi abuelo y otros religiosos por él enviados para me convencer de que yo, como “descendiente mayor de la nueva generación cristiana” de aquélla familia en que había nacido, tendría que dar ejemplo y abrazar la vida religiosa yendo para un convento… Años más tarde, y no consiguiendo me convencer de su idea, volvió al ataque con mi hermano Alberto, 9 años más joven que yo, el cual me sorprendió cuando me dijeron que iría para el Seminario, siendo que nunca había sentido en él inclinación para la vida religiosa… Sonsaqué a ese mi hermano y comprobé que tenía un “lío en la cabeza” y que no iría por devoción y sí por obligación, pues esa idea de “cumplimento de un deber” habían inculcado en la cabeza de él, mi abuelo y otros “aliados” que lo apoyaban en sus “ideas religiosas”… Llevé a ese mi hermano ante mi madre para analizar los tres juntos lo que había dentro de la cabeza de aquél mi hermano y ella se convenció de lo que yo decía… Ella, que ya estaba preparada para despedirse del hijo y verlo ir para el convento, como ya había visto anteriormente ocurrir con los hermanos, acabó liberando mi hermano para “decidir por él mismo” sin imposiciones ajenas (éstas que realmente existían, y tenían procedencia indiscutible en el “viejo dictador” que era mi abuelo Ciriaco)…

Y así, en finales de los años 1950, y yo con unos 20 años en la época, viendo el caos que representaba mi abuelo para una convivencia “tranquila y sin sobresaltos” de mi familia, decidí despachar mi abuelo de casa… Le invité para buscar “otro lugar” para vivir… Él se negó rotundamente a salir de casa, diciendo que él tenía “derechos morales y materiales adquiridos” en relación a la familia formada por mis padres y nosotros… Empecé a discutir con él y enseguida me acaloré y le di un plazo de 24 horas para dejar la casa, diciéndole que al día siguiente, cuando volviese del trabajo, si viese a él dentro de la casa, lo iba a hechar por la ventana, a él y a todas sus cosas, que escogiese entre salir por la puerta o por la ventana (vivíamos en un segundo piso)…
¡Al día siguiente, cuando volví del trabajo, mi abuelo ya había “emigrado” para la casa de otro hijo, con el cual vivió los últimos años de su vida!...
Y así, el “soplo “ de los pensamientos de Marx citados en el comienzo, llegaron a mi casa, formando un verdadero ciclón cuando encontraron “vientos antagónicos” que estaban instalados por allí: ¡No hubo muertos ni heridos graves en aquélla “mini -guerra” provocada por aquél “mini-dictador” que era mi abuelo Ciriaco, en los tiempos que estuvo intentando imponer su “voluntad totalitaria” sobre sus descendientes de la 2ª generación, principalmente en lo que se refería a su radicalsmo religioso!... ¡Faltó poco para haberlos, "muertos y heridos"!...

En la foto del inicio, el “mini-Hitler” mi ancestral, rodeado de algunos familiares, en postura centralizadora bien de acuerdo con su carácter dominador. Foto de 1961.
Cavalcante – Mayo / 2011.

Um comentário:

  1. ¿Cómo puede ser pequeño dictador si amargó la vida a tanta gente? más parecería el azote de ese Dios al que era tan adicto, el Dios cruel y vengativo de los que son como el abuelo Ciriaco, "padrastro" Bruno...

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