42 - EL MITO DE LA CAIDA

Me recordé hoy, de la Filosofía Sankya, doctrina milenaria hindú, que tiene como fundamento principal la idea de que este nuestro Mundo Humano es resultado de una Caída de nuestra especie, de una existencia en “esferas” más elevadas, para este mundo terráqueo degradado, todo como “castigo” por alguna falta cometida por los hombres en aquél Mundo Original.
El desenrollar de ese Mito antiquísimo, acompaña de forma subliminar toda la Mitología Religiosa a través de las edades; desde el Mito Adámico judío, pasando por las diversas Escuelas de Misterios del tipo de la Rosacruz Aurea, hasta las diversas versiones populares modernas de las mismas, que siguiendo las huellas de algunos investigadores modernos, como Daninken, levantan la cuestión de que por aquí andamos mezclados “seres de procedencia estelar” con “seres puramente terráqueos de procedencia animal”, aquéllos con la “misión” de “elevar evolutivamente” estos según algunas versiones, o según otras versiones, todos esperando ser “rescatados por merecimientos adquiridos” después de nuestra “peregrinación terrestre”.
Ya traté de ese Mito Intrínseco de fondo religioso en otros lugares, desde un “punto de vista evolutivo”, dando mi opinión de que él guarda un substrato real, como Memoria de la Epopeya Celular registrada en los Archivos Akásicos, (la hipotética Memoria Universal de algunos esotéricos occidentales) y acrecentado todavía de algún tipo de Aspiración Transcendental inherente gravada en el Inconsciente Colectivo de nuestra especie… La definición del Hombre, por parte de Nietzsche, de que él es una cuerda estirada entre el animal y el Superhombre, en mi esquema sería una “repetición una octava superior” de la Epopeya Celular, cuando a partir de la vida unicelular sobre la tierra empezaron a formarse los primeros seres “multicelulares” (animales y plantas): ¡Ya no somos “meros animales”, pero estamos lejos todavía de constituir la Sociedad Perfecta de Nivel Planetario, que vislumbramos en nuestros sueños más grandiosos!...
El Mito de la Caída, no encerraría en la verdad el recuerdo de una “caída de un nivel superior para un inferior”, mas sería resultado de un “salto para arriba soñado”, que viene siendo intentado a través de las edades, pero que todavía no encontró el “punto de Estabilidad Social” que deberá llegar cuando cada individuo “llegemos a ser aquello que en nuestro íntimo más recóndito soñamos que podemos llegar a ser” ( el Superhombre de Nietzsche, el Nuevo Hombre cristiano y hasta el Don Juan de Castañeda, podría simbolizar “aquello que deberemos llegar a ser”, evolutivamente hablando)… Y entonces, la Tierra se transformará en la Nueva Tierra soñada, y sobre nuestras cabezas, el cielo también se transformará en el Nuevo Cielo que nos acogerá y protegerá, y “el Valle de las Sombras” por el cual desorientados vagueamos, será iluminado por LUZ VERDADERA que iluminará nuestros ahora vacilantes pasos… ¡Que así sea!...
Alto Paraíso – 9 / I / 1999.