quarta-feira, 21 de abril de 2010

53 - EL RINOCERONTE SOLITARIO

Hoy estaba viendo en la TV unas declaraciones antiguas del automovilista Airton Senna. Decía él, que lo que justifica nuestra vida y produce nuestra auto-realización, es mantenernos fieles a nuestros principios que nos inculcaron nuestros mayores desde críos… Coincidentemente, lo mismo que decía el Padre Marcelo Rossi hace algunos días atrás… Ambos son hombres religiosos, hombres de Fe, hombres de Principios, y se mantuvieron fieles a sus “principios” que fueron inculcados en su infancia y juventud…
Mi tío Alberto, que fue misionero franciscano en Cuba, se mantuvo “fiel a sus principios religiosos” y como los dos anteriores dejó una obra de reconocido valor “social-religioso” por allí en Cuba…
¿Y yo?... ¿Dónde están mis “principios”?... Yo soy lo opuesto a los tres citados… Viví mi infancia y juventud en guerra contra los “principios” y directrices que mis mayores y mis instructores religiosos querían imponerme en el lugar donde nací y crecí… Mi vida, si observada por la “óptica” de los ejemplos citados, es una catástrofe… Y yo… ¡ni tengo el menor “sentimiento de culpa” y arrepentimiento por eso!... ¡Y ni culpo a nadie por el “infierno psicológico” en que crecí!... Y todavía, con todo eso, no me siento desarraigado de Dios: Apenas, considero que los Caminos de Dios que yo debería recorrer, eran “diferentes” de aquéllos que la mayoría que me rodeaba seguían… Mis “Caminos”, son personales, individuales, diferentes, al igual que los del rinoceronte solitario en la sábana africana…
¡No sé por donde Tú andas, Dios mío, pero estoy seguro dentro de lo más íntimo de mí, que Tú sabes por dónde yo ando!... ¡Que sea hecha Tu Voluntad, y que yo entienda lo que Tú quieres de mí en esta mi “peregrinación terrestre”!...
Alto Paraíso – 4 / V / 1999.

Nenhum comentário:

Postar um comentário