sexta-feira, 13 de agosto de 2010

79 - BARRICHELLO


Lloré con La emocionante y dramática primera victoria de Barrichello en la Fórmula Uno… Vibré junto con todos los brasileños por la victoria de esa “eterna promesa” a ser substituto en la “idolatría nacional” del fallecido campeón Senna (figura esta a la que doy gran importancia, más allá de la “especialidad deportiva” en que actuaba, al representar una especie de “catalizador emocional” del sentimiento nacionalista brasileño)…
Si bien que en menor escala, sentí que hoy ocurrió el “fenómeno” de la manifestación del “alma colectiva” que solía ocurrir alrededor de Senna, cuando este participaba (y ganaba) carreras de esa especialidad deportiva…
Fue emocionante también, ver que hasta los propios rivales felicitaron al automovilista por su éxito desde muchos años esperado (Shumaker, Hakkinen y Culthad) llegando al punto de estos dos últimos (que llegaron en segundo y tercero) a levantarlo en los hombros en el pódium… ¡Un hecho insólito en cualquier deporte, y más todavía en ese especialmente, donde lo común es ver hasta maniobras arriesgadas poniendo en peligro hasta la propia vida y la de los rivales, por ganar posiciones!...
La “emoción” circuló suelta por todos los lados en el “Circo de la Fórmula Uno”, tanto por las almas de los presentes en el autódromo, como por las almas de los millones de espectadores que asistían al espectáculo por las TV’s de todo el mundo (y no eran solo los brasileños que se emocionaron con la conquista, mas espectadores de otras nacionalidades también, al igual que ocurrió con la muerte de Senna, cuando el mundo entero se unió en un sentimiento único de “pérdida” con la muerte de aquél que era idolatrado por gente de todas las nacionalidades)…
El lloro y emoción de Barrichello, sus gestos de agradecimiento al Cielo, volaron lejos a través de las pantallas de TV, incendiando y uniendo corazones en un “sentimiento colectivo” de dimensiones planetarias…
Realmente fue un fenómeno de escala mundial, a pesar de no ser tan grandioso como en la ocasión de la muerte de Senna… Además, existe también la diferencia evidente entre los dos fenómenos, en lo que se refiere a la “causa intrínseca”: ¡En las dos ocasiones, el “alma colectiva humana embrionaria” lloraba, con Senna fue de tristeza y hoy con Barrichello de alegría!... En las dos ocasiones lloré… y ¡Sentí que no era yo solo quien lo hacía!...
Ibirasú – 30 / VII / 2000.

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