terça-feira, 17 de agosto de 2010

82 - EL CAMINO INTERIOR

Solo corrijo a las personas inteligentes, aquéllas a las que les gusta aprender. Los “burros” quedan furiosos cuando se descubre una estupidez de ellos. Aurelio Buarque de Holanda.

Esa frase tiene mucho de aprovechable en dos aspectos: el primero es en el aspecto práctico, en relación a nuestro relacionamiento diario con las personas dichas “comunes”. Podemos observar la “inercia” que existe en una gran parte de la “masa humana”: ellos, además de ser “infra-evolucionados”, son prácticamente “intocables”, en el sentido de que si nosotros queremos dar un “empujoncito” a ellos para ponerlos en marcha en el sentido de que ellos alcancen un nivel superior de evolución, debemos tomar cuidado para no herirlos en su susceptibilidad, pues pueden partir para actitudes de duras represalias si se sienten “disminuidos” por la “ayuda” recibida…
Y es ahí que entramos en el “segundo aspecto”, en el aspecto diríamos “filosófico”: Siglos pasaron desde que “grandes personajes históricos” pasaron por la faz de la Tierra para orientarnos en el sentido de que debemos trabajar en nuestro propio “perfeccionamiento” (o evolución)… Pero esos “avisos” (o orientaciones) los desvirtuamos, los modificamos, los “tragamos y vomitamos sin digerir”, los llegamos a re-presentar con formas alteradas, irreconocibles y hasta asquerosas: por ejemplo, la “orientación” cristiana para buscar el Amor Universal, fue transformada por nosotros en el “vomito” de la Inquisición
¿Y lo que yo puedo hacer para transformar esa situación observada por el “pensador” citado al inicio?... ¡Casi nada!... Tal vez, proveerme de paciencia en mi relacionamiento con los “sujetos” indicados por ese “pensador”, tal vez tomar cuidado redoblado en mi tratamiento con ellos, tal vez tener bien en mente las palabras de Jesucristo cuando nos avisaba que No debemos dar perlas a los puercos… Lo mejor que se me ocurre en este momento para yo hacer, es “caminar para dentro de mí”, en busca del Reino de los Cielos que está dentro de mí, según nos indicaba aquél que es considerado como el Mayor Maestro que ya apareció sobre la faz de la Tierra…
Ubatuba – 22 / VIII / 2000.

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