segunda-feira, 15 de novembro de 2010

106 - CIEGOS GUIANDO OTROS CIEGOS


Mi nuera Yuri estudió Cine y estuvo en España completando sus estudios. Ella me habló de Tarkowski, del cual yo vi la película que hizo basada en el libro de Stanislaw Lem Solaris, (mi tercer libro, Solaris II, hacía referencia en el título a este libro)… La comunicación con ella es difícil, por causa de los idiomas diferentes que hablamos. Ella me prestó los videos de dos películas españolas del director Víctor Erice… Cuando examiné las películas, el clima pesado que reflejan me trajo a la memoria el clima igualmente pesado en el cual viví en mi infancia y juventud en España… El cineasta muestra personajes atormentados, perdidos en laberintos sin salida en el ambiente social en que viven, y que tienen finales sórdidos: Suicidio en una de las películas, y en la otra, una niña traumatizada que es lanzada para el caos de un mundo con horizontes sociales cubiertos de negros nubarrones que presagian cosas peores que podrán llegar en la vida del personaje cuando sea adulta… y el “médico” que constató los disturbios psicopatológicos de la chica, diciendo para la madre de la misma, que Ella deberá mejorar con el tiempo y que lo más importante es “que ella está viva”
¡Laberintos, laberintos, laberintos!...Es eso mismo: sin la Dimensión Espiritual, vivimos en un “universo plano” y de laberintos sin fin… ¡Volar!... ¡Escapar por encima del laberinto angustiante!... ¡Desarrollar las alas para poder volar!... ¡Ganar el cielo!...
¡Arriesgarse a volar!... Me acordé de Ícaro, y sus “alas artificiales” que se derritieron con el calor del Sol… ¡Tomar cuidado para que no ocurra con nosotros la misma cosa!... El “desarrollo” debe ser gradual, normalmente penoso, pero “real” y no “artificial”…
Para mí, “alas ajenas” no me sirvieron… La Iglesia Católica, que era la que cuidaba de nosotros en esa parte de la educación, en vez de enseñarme a “volar”, me dio un empujón al borde del abismo para condenarme al “fuego eterno del Infierno”… ¡Fue un verdadero desastre que la Institución trajo a mi vida de crío indefenso!… ¡Sobreviví!... Desarrollé mis propias “alas”… ¡Las “alas” de la Confianza en Ti, Señor de los Cielos!... Tuve que cerrar los oídos a las palabras de aquéllos orientadores ciegos que decían Te conocer… ¡Y no fue tarea fácil librarme de la influencia nefasta de ellos!...
Las dos películas que mi nuera me prestó, me trajeron de vuelta el recuerdo del “ambiente educacional religioso” agobiante en que crecí y lo difícil que fue escapar de “todo aquello”… ¡Laberintos sin fin en los cuales muchos continúan deambulando, perdidos entre el “ateísmo” y la tutela de “guías ciegos”!...
Numazu – Shi, Japón – 21 / IV / 2001.

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