quarta-feira, 17 de fevereiro de 2010

17 - CONFESIONES

Hoy estuve pensando, en que ya que no tengo la tutela de la Iglesia para someter mi “gremlin” (personificación de la parte más primitiva, animal y retrógrada de nuestro psiquismo) tengo que hacerlo yo mismo por mi cuenta y riesgo… La confesión y penitencia que la Iglesia me imponía, debo substituirla por la confesión a aquellos a los que alguna vez perjudiqué en la vida… Y la “auto-penitencia”, el reconocimiento público de que existe realmente ese “lado oscuro y primitivo” dentro de mí, la vergüenza que soy obligado a pasar por reconocer eso…
Para empezar, haré mis confesiones aquí, en este cuaderno de notas: ¡Si algún día este viene a ser publicado, todos que lo lean sabrán que soy hecho más de barro que de Luz!... Quien sabe, cuando hacer todas mis confesiones y cumplir todos los castigos merecidos por mis faltas, invierto mi situación y quedo más Luz que barro, así quedando más merecedor de alcanzar El Sueño de los Justos…

Empezando por el comienzo. Cuando yo tenía 8 años hice la primera comunión. Esta fue precedida de la confesión… Ahí empezó el drama mayor de mi vida: el padre me hizo algunas preguntas sobre mis “pecados”, a las cuales le respondí, me impuso alguna penitencia (no me acuerdo de los detalles) y rápido me despachó para la primera comunión… Yo solo respondí a lo que me preguntó. En la altura de mis 8 años, me parece que no supe “establecer diálogo” con el confesor que debía tener más de 80… el caso es que “me parece” que salí con dudas del confesionario (en realidad, me parece que las dudas empezaron a aparecer más tarde, en los días siguientes, no me acuerdo bien de los detalles)… Yo había cometido otros pecados, los cuales no sabía si eran imputables o no, pues según una cláusula de las reglas de la Iglesia, el “uso de razón” empieza a los siete años, edad esa que se debe hacer la primera comunión, y los pecados anteriores a eso no son imputables… Ocurre que antes de hacer la primera comunión yo ya había tenido “vivencias sexuales” con chicas de mi edad, yo ya tenía alguna idea de lo que es la sexualidad y de que eso es condenado por la Iglesia,… Y el Padre no me preguntó sobre ese pecado… y yo solo respondí a lo que me preguntó… y yo tampoco sabía si tenía “uso de razón” cuando lo hice, pues fue antes de la primera comunión, pero ya tenía siete años cumplidos… Al fin, se hizo un lío en mi cabeza: y volví al Padre, e intenté hacerme oír por él, en vez de yo solo quedar oyendole… Y el Padre quedó furioso, y me dio unas bofetadas dentro del confesionario y como su cabeza senil estaba estropeada por la edad y por la vida solitaria en el claustro, ni entendió mis dudas, si los “pecados” eran imputables o no, pues según una regla de la Iglesia lo eran, y por otra no lo eran, pues yo había hecho la primera comunión a los 8 años y no a los siete como manda la Iglesia… El Padre quería saber de mí cuantas veces había cometido el “vil acto” para poder me absolver y librarme del “fuego eterno”, pero yo no lo sabía, pues fue varias veces y el empezó a me dar sopapos dentro del confesionario para refrescar mi memoria, y como eso no resolvía, el quedaba cada más histérico y gritando en voz alta… ¡al fin tuve que inventar números que no sabía para poder salir de la situación!... Y salí del confesionario peor que lo que había llegado y convencido de que yo no tenía escapatoria, que había nacido para ser consumido por los “tormentos del Infierno” por toda la Eternidad…
Empecé a huir de la presión que me hacían familia y educadores para confesar y comulgar los domingos… Quedé años sufriendo los dolores del Infierno por anticipación… Si el suicidio resolviese mi situación, sin duda yo lo habría cometido, pues mi vida era insoportable, pero eso solo haría adelantar mi hora de caer en las “calderas del Infierno”…
Y así llegué a mi adolescencia, cuando empecé a levantar para mí mismo cuestiones sobre las cuales los doctrinadores detestan ser cuestionados. Incluso como ya lo exponía días atrás, hasta entre personas laicas era tema tabú cualquier planteamiento o cuestión que levantase sospechas sobre la infalibilidad de la Iglesia, sobre sus postulados, sobre las actitudes de sus representantes. Como ya dije también, llegué a emitir alguna idea que entraba en conflicto con algún postulado de la Iglesia, lo que provocó la ira violenta por parte de algún fiel con exceso de fe y deficiente de entendimiento…
Poco a poco me fui librando de las influencias negativas religiosas, en lo que se refiere a mi parte conciente. Sobre las influencias negativas en mi parte emocional, en parte fueron contrarrestadas por el tratamiento psicoterapéutico que hice ya hace muchos años atrás, e incluso por el “tiempo”, por el “transcurrir de la vida vivida”…
Sobre el “pecado” aquí confesado, nada más me resta para hacer… Si todavía tengo deudas con Dios para ser rescatadas, Él me las cobrará: ¡No tengo duda de que Él es más justo que aquéllos que se presentaban ante mí en Su Nombre cuando yo era niño!...

Otro “pecado”, y el consiguiente “sentimiento de culpa”, ya lo expuse al psicoterapeuta y a mi esposa en el comienzo de nuestra relación, mas vuelvo a exponerlo aquí de nuevo…
Cuando yo era adolescente, y después de librarme de mi “tormento psicológico” que me hacía creer que había nacido para ser consumido por toda la eternidad en los tormentos del Infierno, tuve una “explosión de libertad” que me llevó en mi euforia a cometer nueva idiotez… Y de nuevo reincidí en el mismo tipo de “pecado” que la primera vez: ¡el de la carne!...
En aquél ambiente social en que crecí, me acuerdo que existía un “muro invisible” entre los jóvenes de sexos opuestos; muro ese que era difícil de transponer, de tal forma que creaba enormes dificultades para los jóvenes se aproximar, se relacionar y casar.
El “sentimiento de pecado” ligado al sexo, era impuesto por el medio cultural-religioso desde la primera edad, llegando hasta las parejas casadas, que eran orientadas a “hacer sexo apenas para finalidad reproductiva” y prohibir de hacerlo apenas por “placer libidinoso”… Sexo antes del casamiento, ni pensar: ¡Era el Fuego del Infierno esperando por los transgresores!...
Después de “romper las cadenas” de la moralidad impuesta por el medio cultural que me rodeaba, con la “explosión de libertad” que sentí dentro de mí, y no teniendo como satisfacer mi “vil instinto”, fui para el monte y anduve buscando vacas para intentar satisfacción con ellas: ¡Nada hice por que no pude, pero lo habría hecho si pudiese, lo que resulta en la misma cosa en relación al “tamaño del pecado”!...
Poco a poco fui cambiando el control de mis actos y pensamientos por imposición externa, por el auto-control interno. Por auto-reflexión llegaba al discernimiento de lo que es correcto y erróneo… Y así llegué al “sentimiento de pecado” auto-impuesto sobre el hecho relatado, lo cual como digo, ya lo confesé antes por dos veces, ante el psicoterapeuta y ante mi esposa… Esas “confesiones” me libraron del “sentimiento de culpa”, mas vuelvo a “confesar” aquí el mismo “pecado” para descargarlo totalmente de mi conciencia… ¡Espero que cuando la “pequeña luz de mi conciencia” vuelva para la Conciencia Mayor, no quede ni sombra del “barro” a la cual un día estuvo presa por aquí en la Tierra!...

Hay otro episodio en mi vida, que a veces crea en mí un cierto malestar, y que podría ser llamado también “sentimiento de culpa”.
Todo empezó en la época en que trabajaba en la mina de Potasas de Navarra, en España, entre 1964 y 1966, donde era cronometrador y quedaba mitad del tiempo en la oficina y la otra mitad dentro de la mina.
A pesar de yo ya haber conocido las sensaciones inherentes a la “excitación sexual” en mis tiempos de crío, en realidad, en lo que se refiere a una “vivencia plena”, yo era todavía virgen en la época citada.
Por aquéllos tiempos, conocí una moza que trabajaba en otro departamento en la oficina de la fábrica, la cual despertó en mí un sentimiento íntimo, que yo lo llamaría de Amor Verdadero”, con la particularidad de que no tenía nada de carnal y ligado a los “instintos primarios” y sí era caracterizado por “algo” que podría ser llamado Sublimidad Platónica… El nombre de la moza era Mercedes… ¡Ella tenía novio!...
En aquéllos tiempos yo no conocía la frase de Platón que dice: El más grande amor, fue aquél que nunca fue dicho… Y yo caí en la tentación de expresar en palabras el sentimiento que dentro de mí aquélla moza despertaba… y lo peor de todo es que caí en la tentación de enviar ese texto a la moza en carta anónima…
Mi intención era engrandecerla… Pensé que ella conociendo aquél sentimiento que en mí despertaba, pudiese resultar para ella en algún beneficio… ¡Ni por un momento pasó por mi cabeza que aquél texto podría hacer algún mal para ella!... Ya hoy, tengo mis dudas sobre eso… ¡Y ya hace tiempo que las tengo!...
Salí de la empresa y salí de España… Durante mucho tiempo hasta casi olvidé del episodio…
Aproximadamente siete años después, ya en Brasil, ocurrió un episodio que en principio no relacioné con el asunto, mas años más tarde llegué a relacionarlos…
Andaba por aquéllos tiempos haciendo pesquisas de “fenómenos misteriosos”, como material para escribir mi libro O Campo Biopsíquico.
En la visita que hice a una médium que era conocida por presentar dotes paranormales extraordinarios, ella extrajo de dentro de mí informaciones asombrosas y verdaderas sobre episodios realmente ocurridos durante mi vida… Pero ella se refirió a un asunto que durante muchos años pensé que fuese erróneo, un dato inexistente y sin ninguna relación con alguna vivencia mía… Hoy en día cambié de opinión y pienso que hasta en aquél dato había alguna cosa de verdad dentro de mí que ella consiguió captar con su percepción extra-sensorial… Ella se refirió a una percepción, diciendo que ella “sentía” a mi lado la “presencia” de una figura femenina, de la cual no conseguía decir el nombre, pero que su nombre empezaba por “M”, y que ella era una mujer a la cual yo le gustaba mucho…
En aquéllos tiempos no conseguí recordar de nadie que reuniese aquellas condiciones, por lo que llegué a la conclusión, de que en aquél punto la médium se había equivocado, a pesar de que en el resto de las informaciones todo lo que dijo estaba correcto…
Y doce años más pasaron después de mi visita a aquella médium, y ocurrió otro incidente con otra médium, que me trajo aquella anterior a la memoria, principalmente en lo que se refería a lo que durante tanto tiempo yo consideré como una “información errónea” de ella… Nunca fui a consultar aquella segunda medium como tal, mas a veces la visitaba como persona amiga, apenas conociendo a través de terceros que ella tenía aquellos dones extraordinarios…
Una vez, en una visita que hice a esta, me dejó intrigado cuando en medio de una conversación donde había varias personas, ella preguntó para el grupo: -¿No oyeron?... están llamando a Mercedes -… Nadie respondió a su pregunta…
Un mes después, en nueva visita que le hice, en medio de la conversación ella preguntó para el nuevo grupo que estábamos a su alrededor: - ¡Mercedes, llama a Elvira!... ¿No oyeron?... ¿Quién dijo eso?... De nuevo nadie le respondió… Hasta que yo le pregunté lo que significaba aquello, que ya era la segunda vez que la oía referirse a voces llamando por Mercedes… La médium dijo que ella se acordaba, que la otra vez anterior en que yo estaba presente oyó la misma voz y el mismo nombre, que aquello era alguna cosa referente a mí… Y me preguntó si no tenía alguna persona fallecida y pariente con aquél nombre. Yo le respondí que no tenía. Ella insistió y preguntó si no tuve alguna novia o amiga íntima con aquél nombre… Respondí que tampoco… Ella continuó a insistir, diciendo que podría ser que yo no me acordaba, pero que debería existir en mi vida alguna mujer con aquél nombre y ya fallecida… Ante la insistencia de ella, forcé mi memoria y conseguí acordarme de una Merche (el nombre familiar que tienen las Mercedes en la región donde crecí) la cual conocí cuando yo era joven y a la cual yo le gustaba mucho. La médium y su hija (esta hacía parte del grupo) quedaron entusiasmadas y queriendo saber si no habría alguna forma de saber sobre lo que ocurrió con la vida de ella… Yo enfrié las dos, diciendo que ya transcurrieron muchos años y que ella salió de la ciudad donde vivíamos antes que yo y nunca más tuve noticias de ella, que con todo el tiempo transcurrido y la distancia era prácticamente imposible para mí saber cualquier noticia sobre ella…
Luego enseguida conseguí acordarme de otra Merche, que tiempos después también se enamoró de mi, y más tarde otra también con el mismo nombre, la cual de nuevo dio muestras de estar interesada por mí…!Quedé asombrado con aquella coincidencia de nombres, que nunca había notado en mi vida!... Y la médium y su hija más interesadas que yo todavía, preguntando si no tenía alguna forma de enterarme sobre la vida que llevaron aquellas “tres Merches” de mi vida pretérita…
Algunos días después, me acordé del episodio con la otra medium: después de 12 años, empezaron a hacer sentido sus palabras… Y me acordé también de la Mercedes de Potasas… Esta sí, llamada por todos Mercedes, el nombre original, al contrario de las otras tres que eran llamadas por el diminutivo familiar… Cuando me acordé de esta cuarta Mercedes, es cuando realmente empecé a interesarme por el “misterio”…
Y yo decía para mí mismo que no podía ser esta última, aquélla a la cual las dos mediuns se refirieron, pues ella solo me conocía superficialmente, y en ningún momento observé en ella cualquier “inclinación sentimental” hacia mí…
Por otro lado me acordaba de los tiempos que estuve haciendo pesquisas en el mundo de la paranormalidad, de una forma más profunda y cercana a los médiums y sensitivos, cuando estos me sorprendían y derrumbaban por tierra muchos conceptos y opiniones que yo ya tenía formados de los tiempos en que mis pesquisas se limitaban a la lectura de informaciones que constan en los libros…
Y así reconsideraba en relación a la tal “Mercedes” citada por las médiums: talvez no es necesario que ella hubiese estado en relación “muy próxima” conmigo, tal como pensaba… talvez esa “proximidad” puede ser establecida después de uno de los dos ya no estar en “este mundo de los vivos”…
Y continuaba reflexionando : tal vez, aquélla carta que le mandé, en vez de ser benéfica o neutra, tuvo sobre ella efectos nocivos…talvez acabé creando en ella algún tipo de obsesión, o cosa maléfica parecida, y ahora ya, después de desencarnada, su espíritu continúa obsesionado en encontrar al autor de la misiva…
Y empecé a pensar también: -Si algún día yo volver para España, voy a querer saber que vida ella llevó (en la época hacía unos veinte años que yo estaba ausente de España).
Algunos años después, salí de Brasil, mas no fue para España que fui y sí para Japón. Y después de tres años en aquél país, empezó a complicarse mi vida por allí y empecé a pensar en volver para Brasil vía España.
En España encontré sus “huellas” indirectas: ella vivió muchos años fuera de España también, pero volvió y estaba en Pamplona de nuevo, con nombre falso y ejerciendo funciones de taróloga… Yo contacté telefónicamente una profesional que sospechaba que fuese ella, pero no conseguí encontrarla personalmente, por lo que no tengo total certidumbre que lo fuese en realidad… incluso cité para ella un trecho de mi carta (citado el pasado 27 / VI, con el título Desencuentros, la parte poética que dice Quisiera ser…) y le pregunté si conocía aquél texto, a lo que ella respondió que sí… pero que estaba muy ocupada y no podía me atender… Y que su tiempo como profesional estaba ocupado hasta el próximo año… ¡Puede ser que fuese ella, puede ser que no lo fuese!...
Paré de buscarla… Si algún débito contraje con ella, si algún mal le hice sin saber, que Dios me perdone también, ya que a ella personalmente no pude pedir sus disculpas…

Un caso más que me viene a la conciencia a veces con matices de culpa.
Hace 30 años atrás yo tuve una novia y esta tenía una hermanita, chiquilla todavía, que me tomó mucho afecto y yo a ella. Como la hermana mayor era “jefe de familia”, hacía las funciones de madre para la hermana menor y como consecuencia, yo empecé también a tratarla como si fuese mi hija… Pero en cierta ocasión la chiquilla me sorprendió, cuando me dijo alguna cosa que levantó dudas en mí en relación a los sentimientos que me dedicaba… identifiqué como siendo sentimientos precoces de mujer y ya no más de chiquilla… Pensé en Freud, con sus Complejo de Edipo y de Electra, y el significado más profundo de su tesis en relación a los relacionamientos afectivos entre padres e hijos… Y me dije a mí mismo: -Si Freud denunciaba la existencia en nivel inconciente de esos sentimientos prohibitivos entre críos y sus progenitores, más fácil é que eles surjan en la chiquilla en relación a mí, ya que no soy su padre de verdad…
Después de algún tiempo, acabé mi relacionamiento la hermana mayor, pero continué manteniendo relacionamiento de amistad con toda la familia de las dos hermanas.
Poco tiempo después empecé un caso con mi mujer actual, que era amiga de la novia anterior. De nuevo la chiquilla me sorprendió, cuando tuvo una reacción violenta contra mi nueva novia, que yo interpreté como de celos…
Y me sorprendí a mí mismo en devaneos: - Quien sabe, algún día en el futuro, todavía hay un tiempo para una “vida en común” con la que actualmente es apenas una chiquilla pré-adolescente…
Pero no hubo ese tiempo… Llegaron horas de decisión en relación a mi nuevo relacionamiento: los dos pasamos a vivir juntos (ambos vivíamos solos, lejos de nuestras familias, y decidimos “juntar los trastos” informalmente)… Después de un año de convivencia, cuando ya habíamos decidido separarnos, ella quedó embarazada… y ella me abordó: -Yo sola no quiero la responsabilidad de criar un hijo… ¡Voy a provocar el aborto!... Pero si tú no quieres eso, podemos repensar nuestra relación y podemos formalizar nuestra situación, casarnos, y criar el hijo juntos… ¡Dejo la decisión en tus manos!... ¡Rápidamente tomé mi nueva decisión, abandonando la decisión anterior de la separación!... ¡Opté por la vida!... Y así dejé de lado otras opciones de vida, “caminos a recorrer”, incluso la posibilidad de emigrar para Canadá, esto que era un sueño viejo mío…
Los desentendimientos con mi actual mujer, que habían empezado antes de casarnos, tuvieron un intervalo con el casamiento y el nacimiento de los tres hijos mayores… Luego después, en los siete años que pasaron entre los nacimientos del tercer y cuarto hijo, pasamos por crisis profundas de relacionamiento… Y ahí me invadió el sentimiento de decepción, la sensación de haber escogido rumbos erróneos para mi vida…
Existen muchas palabras que están tachadas en mi “diccionario particular”: pecado culpa y arrepentimiento por ejemplo, con toda la “sobrecarga psicológica inútil” que hacen para nuestras neuronas… En relación a mi “desastrado casamiento” decía a mi mismo: -Si casé, casé… Eso ahí no tiene vuelta y no cabe arrepentimiento por haberlo hecho… Si asumí la responsabilidad de criar esos hijos que generé, tengo que ir enfrente con la responsabilidad que asumí… Y no cabe ni pensar en la posibilidad de retroceder-…
Mas por otro lado, a veces entraba en devaneos y pensaba para mis adentros: -Quien sabe, el destino me arranca del atolladero en que me metí, y por un “pase de mágica” mi mujer desaparece de mi vida… quien sabe, aquella que era chiquilla en el pasado y que ahora ya es moza y sobre la cual anduve pensando en que algún día tal vez podría llegar a casar, quien sabe aquél “viejo sueño” todavía puede llegar a se transformar en realidad…
En aquélla época yo no tenía la noción que tengo hoy, de que “nuestros pensamientos más fuertes y constantes” tienen tendencia a se realizar… y que debemos por eso… ¡Tomar mucho cuidado con lo que pensamos!...
En aquellos tiempos, con los continuos desentendimientos y riñas con mi mujer, hubo momentos de desespero en que llegué a pensar: -¡Hojalá que tu te mueras, mujer, para que la paz que tu perturbas vuelva a reinar en mi vida!... Y ahí es que nace en mí algo que podría ser llamado de sentimiento de culpa… si bien que ese “sentimiento” no sea bien firmado, en consideración al hecho de que en aquélla época yo no conocía ese aparente Poder del Pensamiento sobre el Mundo Físico…
Algunos hechos interesantes de la época referida: yo era capaz de desear la muerte de mi mujer, pero incapaz de mover un dedo siquiera para transformar mi deseo en una realidad… Al contrario en relación a mi propia muerte, en la cual también pensaba como una fuga a la traumática convivencia que llevaba al lado de mi mujer: Se puede decir que intenté el “suicidio”, si bien que lo hiciese de forma apenas “semi-conciente”, dirigiendo mi coche como un loco, en actitud “más allá de temeraria”, que casi me lleva de hecho a la muerte y cuando me salvé por verdadero milagro (hecho relatado en Encuentros – Casi una tontería. http://angelnavaridas.zip.net sección 20/1/2008 a 26/1/2008).
Reflexión final: de los tiempos de mi “casi – suicidio” hasta hoy, pasaron 20 años. Pocos años atrás, cuando yo vivía en Japón, fui víctima durante dos años de los ataques incesantes, desprecios y agresiones verbales del “lado diablo” que existe en mi mujer. La presión psicológica sobre mí por aquéllos tiempos era hasta mayor que 20 años atrás; aún así, ni por un momento deseé la muerte de ella. Solo hubo una ocasión, en que me sintiendo acorralado delante de los ataques incesantes y por todos los lados de ella, exploté en un ataque de furia, quedé loco, grité… ella todavía quiso reaccionar y yo fui a agarrarla del pescuezo para ahogarla, pero todavía paré con las manos en el aire antes de matarla… Ella quedó más controlada, pero por otro lado quedó con nuevos resentimientos contra mí, pues en el momento de mi “explosión”, tres de mis hijos estaban presentes y “verdades feas” sobre ella que yo me callaba, acabaron apareciendo…
Espero que los sufrimientos que ella ha pasado durante estos últimos años, los aproveche para se mejorar por dentro. Mandé para Japón el libro Envuelto por la Luz, con la recomendación para mis hijos de que lo dejen al alcance de ella para que lo lea, pero sin decir que fui yo quien lo mandó, pues tengo mis razones para pensar que si ella supiese que el libro procede de mí iría a rechazarlo sin siquiera mirarlo…

Finalmente, aquél que es lo más parecido con un “sentimiento de culpa”. No fue un problema de relacionamiento con gente y si con la Naturaleza.
Quince años atrás, después de mi “sacrificio” para que el Proyecto Rumbo al Sol se concretizase y el fracaso consecuente, quedé en mala situación, tanto por el lado económico por haber gastado mis economías de muchos años de lucha, como por el lado psicológico por haber resultado en nada todo el sacrificio por el “Bien del Mundo y bajo el Beneplácito del Creador”, este del cual yo tenía seguridad que veía con “buenos ojos” tanto el Proyecto como mi “entrega misionera” a él… Quedé mal conmigo mismo y me cuestionando; todo el “bien del Mundo” por el cual me sacrifiqué, además de no traer ningún resultado positivo visible, trajo muy al contrario perjuicios, pareciendo como si yo estuviese siendo castigado por hacer alguna “mala acción”…!Quedé sin parámetros para mis acciones!...
Y así, en aquél momento de revisión de mis procederes, objetivos y acciones, ocurrió más un “acto pecaminoso” en mi vida… Mis economías estaban llegando al fin, mis empresas colectivas e individuales fracasando… Y así, después de mi fracaso, fui a vender una casa “en ruinas” que me restaba en la periferia de São Paulo para poder sobrevivir, con la responsabilidad de los cuatro hijos menores sobre mis espaldas…
El retrete no funcionaba, la “fosa negra” donde el retrete desaguaba estaba inútil. Yo sin dinero para dar una arreglada en aquél “montón de ruinas” y así poder venderla… El antiguo dueño de la “casa”, el cual me había cedido el inmueble como parte del pagamento de una casa de más valor que yo había vendido a él, vino a visitarme. Era una persona afable y de muy buen carácter… expuse para él la situación complicada en que me encontraba… tuvo un gesto de solidariedad conmigo y me dio un dinero “extra” para yo arreglar el retrete y hacer una nueva “fosa negra”, diciendo que era su familia, con el uso continuo de muchos años, quien había dejado aquélla parte del inmueble inutilizada…
Además de los problemas del retrete, las paredes estaban reventadas por la humedad y el techo roto en varios lugares. Con el “dinero extra llovido del cielo”, empecé a arreglar la casa… y el dinero fue acabando… y al fin la solución que adopté para el retrete, fue hacer una ligación subterránea con un pozo artesiano inactivo y semi-aterrado que había en el lugar… ¡Un verdadero crimen ecológico!...
Yo estaba mal por todos los lados, inclusive por el lado psíquico… E acabé concluyendo: ¡Si todo el sacrificio que hice por el “bien del mundo” tuvo mi castigo como resultado, como si yo fuese un criminal de la peor especie, ahora voy a cometer mi “crimen ecológico” por necesidad de sobrevivencia; me permito esta licencia a mí mismo… sabiendo en sana conciencia, que tal vez estoy perdiendo el sentido de “lo que es correcto y lo que es erróneo” en mis acciones en este mundo!… Todo eso anduve reflexionando mientra instalaba aquellos tubos “donde no deberían ser instalados”… Poco tiempo después, y con la casa ya “en condiciones de uso”, la vendí y salí de la “sofocación del momento”.
Hasta hoy asalta mi conciencia, algo que podría ser llamado “sentimiento de culpa” por mi acto… Algún tiempo después visité el comprador y de forma intencional empecé a hablar sobre los “pozos artesianos” desactivados de los alrededores, sin utilidad después de la instalación de la red pública de abastecimiento. Él citó una tía de él propio, que vivía por las cercanías, y que todavía usaba el pozo artesiano, diciendo que había llevado muestras para hacer exámenes de laboratorio para saber si todavía era potable el agua que salía de su pozo, y que el resultado fue que el agua examinada era de óptima calidad… Por un lado, oír aquello me dejó más tranquilo, a pesar de que todavía aparece en mi pensamiento la idea de que con el pasar del tiempo la situación podrá cambiar, y las aguas subterráneas podrán ser contaminadas y si eso ocurrir yo podré tener parte de culpa en eso, si no “la culpa total” por el desaguisado…

Y eso es todo lo que hoy en día me acuerdo sobre las cosas que durante mi vida hice y que podrían haber dejado en mi conciencia algún sentimiento negativo, que normalmente es conocido con el nombre de Culpa…
22 / VIII / 1998. Alto Paraíso.

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