quinta-feira, 18 de fevereiro de 2010

34 - LA GRAN JORNADA ENTRE LA TIERRA Y EL CIELO

Hoy me vino a la memoria el “vacío desesperante” que sentí un día, debido a la falta de una “explicación satisfactoria” para la existencia… Eso fue después de algún tiempo que me liberté de la “idea aterrorizante sobre el Mundo de Dios” que me fue impuesta por la Iglesia en los tiempos de infancia.
La Iglesia tenía respuesta para las preguntas básicas de la existencia: ¿Lo que somos? ¿De donde vinimos? ¿Para donde vamos?... La respuesta que yo obtenía de niño para esas preguntas era terrible: Vine del pecado, soy un pecado hecho carne, voy para el Fuego Eterno… La “libertad para escoger” que decían que yo tenía me empujaba para huir de mi destino… Y yo quería huir de hecho, pero no lo conseguía por más que me esforzase, pues no conseguía librarme de la “cárcel mental” que mi confesor construyó para me aprisionar…
Apenas cuando ya era adolescente es que conseguí me libertar de la “trampa” preparada para mí por el “sistema eclesiástico”…
Celebré durante algún tiempo la “fuga” a mi terrible “destino”… Mas en algún momento empecé a me cuestionar: -¿Si la “explicación para la existencia” no era la que la Iglesia me proporcionaba, donde entonces encontrar esa “explicación?...
En el ambiente brutal en que yo vivía, la supervivencia física ya era un desafío duro para enfrentar, lo que ocupaba prácticamente toda la atención, tiempo y vitalidad… Aún así, la falta de una “explicación trascendental” empezó a “martillear” dentro de mi conciencia… El acceso a la cultura era difícil; las “preguntas” que yo me hacía ya tenían una “respuesta oficial”: ¡Aquella dada por los doctrinadores de los cuales yo huía!... Buscar “respuestas alternativas” era “tabú”: ¡Era como se declarar aspirante a un puesto en una “hoguera inquisitorial”!...
Aún así, me acuerdo que un día llegué a sentirme desesperado ante la falta de la tal “explicación” que ansiaba… Por otro lado, agradecía por mi desesperación ser bien más amena que en el pasado, cuando era oprimido por la idea de no tener escapatoria de las “calderas del Infierno” que me esperaban para toda la eternidad…
En la ciudad donde vivía, Alsasua, después de la Guerra Civil, con la economía arrasada, solo existían servicios brutales; no existía “ambiente cultural”, y hasta el “ambiente deportivo” como actividad de ocio saludable, era también prácticamente nulo… A falta de otras opciones, me junté al “rebaño”: ¡El “halterocopismo”, esta que era la ocupación principal de los obreros después de las agotadoras jornadas en las fábricas y serrerías de Alsasua.!... ¡Si existía una “cota” de vino reservada para yo consumirla en toda mi vida, me parece que en pocos años yo la agoté!(si bien que ese "deporte" lo practicava apenas en los finales de semana, los otros dias dedicandolos a estudiar en mis libros y hacer cursos técnicos por correspondencia)...
Mis cuestionamientos filosóficos sobre la existencia, fueron dejados de lado por toda mi juventud restante…
En Alsasua solo existía escuela primaria. Hasta los 10 años, yo iba regularmente a la escuela. De los 10 a los 14 dividía mis actividades entre escuela y trabajo. De los 14 a los 23 fue trabajo duro enfrentar los servicios de la Fundición (si bien, que como ya expliqué en otro lugar, nunca dejé de estudiar por correspondencia en mis horas libres con la esperanza de algun dia llegar a realizar algun servicio menos brutal y más intelectual). Entre los 23 y 26 años, trabajé como cronometrador, un año en la Fundición y dos años en Potasas de Navarra, mientras me preparaba en las horas libres como delineante proyectista. Con 26 años empecé a trabajar como delineante en una fábrica de coches. Con 29 emigré para Brasil, donde trabajé muchos años como Proyectista. Con 53 años emigré de nuevo para Japón, por falta de empleo en mi actividades profesionales en Brasil.
Paralelamente a todo ese “esquema profesional”, a partir de los 26 años, dejé de lado mis libros técnicos y los cambié por libros de “filosofía de la Ciencia”, donde buscaba respuesta para mis cuestiones existenciales más antiguas. Más tarde, ese tipo de libro lo cambié por otros de Parasicología y Misticismo… En todo ese tiempo publiqué tres libros…
Con 40 años pasé de la teoría para la práctica en lo que se refiere a “esoterismo”: Me inicié en Hata Yoga y Meditación. Me envolví con el Movimiento Alternativo también, vivencias que ya relaté.

Y volviendo al inicio, el “vacío” que sentí un día ante la falta de una “explicación” para la existencia: Dicen que ninguna “aspiración espiritual elevada” cae en el vacío, que existe siempre Alguien en “otras esferas” para oírlas, e si ese Alguien opinar que es conveniente la satisfacción de esa “aspiración”, Él la satisface…
Y llegó la hora de contabilizar lo que ya cayó en mi “red”, en esta tarea mía de “pescador de perlas”… Además de la “perla socrática” ya citada (Solo sé que nada de definitivo sé), existe también mi vivencia de la antevisión y sus consecuencias: por un lado, la “base sólida” que la vivencia proporciona contra el “libre arbitrio incondicional”, y de otro lado, la eliminación de la “arrogancia egocéntrica” y consecuente sumisión a la Sabiduría Mayor; una Sabiduría esta, incomprensible por parte de nuestra paupérrima humana comprensión… Esta última “perla”, podría ser también descrita en otros términos: Lo Eterno crece dentro de nosotros en proporción directa a la disminución de nuestra ligación con lo pasajero…Otra forma de definir esa situación también, sería así: Con la disminución del “yo mortal” llega la entrega de nuestro destino en las manos del Padre Eterno
Y una “perla” más a ser contabilizada: La vivencia de dos horas de duración, cuando viví en este mundo con la Conciencia Plena de no ser de este mundo… Esa vivencia es difícil de explicarla a través de simples palabras… lo que puedo decir es que mi deseo en aquél momento era de nunca más salir de aquél Estado de Ser… ¡No lo conseguí!... Tal vez no había llegado mi hora de hacer “aquello” permanente… Un motivo más para la declinación de mi egocentrismo… Solo resta decir: ¡Que sea hecha en mí la Voluntad de Aquél Mayor!... ¡Por mí mismo nada soy, solo Él es de verdad!...
23 / X / 1998. – Alto Paraíso.

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